Romance e intimidad en la emigración

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Romance e intimidad en la emigración

Me atrevería a decir que todo el mundo alberga ese gran deseo de viajar y explorar el mundo aunque con la ingenuidad de sus inconvenientes. Una realidad común que la gente puede querer ignorar o poner en la pancarta de atrás es que un emigrante nunca tendrá tiempo suficiente para establecer una relación romántica estable y que funcione.

Ya sea por motivos de trabajo, estudios, investigación o cualquier otra razón, nunca se dispone del tiempo suficiente para establecer una conexión sólida con la pareja romántica.

Romance e intimidad en la emigración
Mochila lista para la mudanza

La psicología nos dice que las personas sienten instintivamente más sentimientos románticos y apego por las personas de su entorno que por las que están lejos. Esta realidad es distinta de la situación en la que se encuentran los emigrantes, que están en constante movimiento.

La vida amorosa de un extranjero

Con un mundo cada vez más conectado, que facilita los viajes y la conectividad, los viajeros están por todas partes. Piense en esto: un estudiante africano con novia en casa viaja a estudiar a Europa, consigue un trabajo en Estados Unidos y luego es trasladado a una filial en China. Por el amor de Dios, ¿cuándo se conforma esta persona con experimentar una relación dichosa y estable?

Aunque viajar por los motivos que sea puede ser terapéutico, informativo y experiencial, el viajero experimenta sensaciones sensuales extremadamente intensas. A menos que la pareja en una relación también acepte unirse a esa vida, lo que no siempre es el caso, el viajero sigue siendo un alma solitaria que se pregunta por el mundo.

Romance e intimidad en la emigración
los viajeros siempre tienen las maletas preparadas

Hoy en día, hay tantos viajeros por todas partes que están de gira por el trabajo, el estudio, la investigación, la creación de start-ups y muchas cosas más. Aunque la vida amorosa de un viajero constante puede variar de un individuo a otro, conlleva una gran carga emocional.

Cómo viven su vida amorosa los sojourners

Ser un viajero constante significa que es posible que no quieras entablar una relación duradera con nadie. En la mayoría de los casos, los sojourners no quieren aventurarse en planes a largo plazo con sus parejas porque, al fin y al cabo, al minuto siguiente pueden marcharse a otro destino.

Otra cosa es que un extranjero siempre rehúya formar una familia. Aunque el deseo de todo ser humano normal es tener lo que puede llamar su propia familia, no es una aventura tan fácil para los viajeros constantes. Formar una familia significa tener hijos y la exigencia de estar siempre a su lado, una carga que el emigrante quizá no desee compensar.

Romance e intimidad en la emigración

Cualquiera que viaje constantemente siempre valorará más su «ahora», el presente, el allí y el entonces. Como el mañana es incierto, resulta muy difícil asegurar nada al respecto. En la mayoría de los casos, ser residente significa que uno ya ha resuelto en el fondo de su mente que su vida romántica no puede garantizarse en el futuro.

Tener una familia como viajero constante

Como mencionaba Kenny Rodgers en su famosa canción «Coward of the County», siempre hay alguien para todo el mundo y también lo es tener una familia. Es una verdadera lucha para los emigrantes establecer familias con niños dentro y al mismo tiempo poder desplazarse.

Cualquier emigrante tiene que decidir básicamente que va a soportar la carga emocional que supone alejarse de los hijos y la pareja en varias ocasiones. Pero, una vez más, el éxito de esta estrategia dependerá en gran medida de si la otra persona también está de acuerdo con dicho acuerdo. Dudo que una mujer o un hombre acepten de buen grado alejarse repetidamente del amante.

Un viajero afortunado que consiga un amante dispuesto a viajar a su lado siempre que el deber o la responsabilidad le llamen, normalmente mantendrá una familia esbelta. En tal caso, tener hijos puede no ser tan necesario porque serían una carga. Imagínese tener que trasladarse con frecuencia a un nuevo destino con tres, cuatro, cinco hijos… un niño ya es demasiado.

Lujo para los viajeros

Es habitual que los forasteros envidien la vida de los extranjeros. Podría haber un magnate de los negocios, un magnate en alguna parte, que se ha erigido en líder de una empresa. Tiene que viajar arriba y abajo inspeccionando el negocio. Para quien mira desde fuera, este hombre o mujer vive a lo grande y disfruta de la vida.

El típico residente ha acumulado una riqueza razonable. Ser viajero no es algo que uno decida tomar tan caprichosamente. En la mayoría de los casos, la separación del lugar al que alguien llama hogar sólo puede ser necesaria por algo mayor. Así que el dinero puede no ser tanto problema.

Por otro lado, estar física y emocionalmente presente para la familia o una relación es demasiado lujo para un viajero. Si se tiene la suerte de formar una familia, el tamaño de ésta también importa mucho. Dos niños ya son demasiado.

Aunque uno pueda sentir envidia por la vida que llevan los emigrantes, también conviene considerar los sacrificios emocionales que tienen que hacer por ello. Se trata de personas que salen de su zona de confort para conseguir más de lo que la vida les ofrece mientras, de un modo u otro, se niegan a sí mismas el calor de vivir una vida asentada con un cónyuge o una familia.

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